martes, 5 de febrero de 2013

PENSAMIENTO EDUCATIVO DE JEROME BRUNER

En la revista “TRADICIÓN”, segunda época, Nº 12, diciembre del 2012, editada por el Rectorado de la Universidad Ricardo Palma de Lima, Perú, aparece el artículo “Aproximación al pensamiento educativo de Jerome Bruner”, notable psicólogo norteamericano que ha brindado importantes aportes al conocimiento de cómo se produce el aprendizaje y al desarrollo de la educación en general. Este artículo será incluido en la segunda edición de mi libro “Teoría de la educación”, editado por primera vez el año 2003. Comparto con la comunidad educativa internacional y de mi país su contenido, antes de la edición mencionada, porque el pensamiento de Bruner mantiene destacado protagonismo desde el siglo pasado y constituyó una omisión imperdonable su no inclusión.
Elías Jesús Rossi Quiroz
                                                                                                       
Lima, enero del 2013



















                                

lunes, 19 de diciembre de 2011

91 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL "AMAUTA" DE LA EDUCACIÓN PERUANA DOCTOR WALTER PEÑALOZA RAMELLA (1920 – 2005)

El 7 de diciembre, hace 91 años, nació en la ciudad de Lima, el insigne filósofo y maestro universitario doctor Walter Peñaloza Ramella, autor de importantes obras sobre la educación, el currículo, la tecnología educativa  y la formación de los maestros en el Perú.
Tal como lo expresara en varios escritos, el pensamiento y obra educativa de Walter Peñaloza  se concretó en dos etapas importantes de la educación peruana: la  formación de maestros en la Escuela Normal Superior, conocida como “La Cantuta”,  desde 1953 hasta 1960, experiencia iniciada en 1951 en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones y proyectada luego a la Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”; y en la más importante y genuina experiencia educativa que vivió el Perú en el siglo pasado con la Reforma Educativa de la década del 70.
En dos oportunidades escribí sobre el pensamiento y propuesta educativa del maestro Peñaloza: con ocasión del libro que editase el año 2003 titulado “Teoría de la Educación” y cuando se me encomendó escribir un artículo sobre su pensamiento educativo como parte de la obra “Grandes Educadores Peruanos” editado por el Ministerio de Educación, también en el año 2003. En ambas ocasiones, el maestro Peñaloza conoció lo escrito por mi persona sobre su pensamiento educativo antes de la edición y me expresó su conformidad con el contenido.
Personalmente le entregué en su Despacho del Ministerio de Educación la separata de lo que se publicaría  en mi libro Teoría de la Educación y le solicité sus observaciones.
Días después, recibí del doctor Peñaloza una carta que testimonia la conformidad de lo que escribiese sobre su vida y obra en el libro mencionado.
Por el valor que tiene lo expresado por el  doctor Peñaloza respecto a lo escrito sobre su pensamiento educativo, comparto con el magisterio peruano y latinoamericano el contenido integro de esta carta.

Lima, 8 de diciembre de 2011

domingo, 30 de octubre de 2011

IN MEMÓRIAM: WALTER PEÑALOZA RAMELLA “AMAUTA” DE LA EDUCACIÓN PERUANA Y PARADIGMA DE MAESTRO

Ingresé a “La Cantuta” en marzo de 1962. El Dr. Peñaloza había entregado el cargo el año 1960 luego de la expedición de la Ley Nº 13417 que arrebató la autonomía universitaria a nuestra Alma Máter. El pensamiento del Maestro Peñaloza estaba plenamente vigente en esos días en los profesores y estudiantes de la Escuela Normal Superior y nunca dejó de estarlo mientras duró mi formación como profesor en dicha institución. Los cuatro años vividos, coparticipando en un proceso formativo que concretó una filosofía en la formación de maestros, impregnaron en mi mente y espíritu el sello de lo que habría de ser mi ejercicio profesional. Desde ese entonces, al igual que para muchos egresados de “La Cantuta”, la imagen de lo que debe ser el maestro, es para mí, la imagen del Maestro Peñaloza.
El desarrollo de mi carrera se encargó de vincularme al Doctor Peñaloza durante dos periodos importantes en mi vida: la imborrable experiencia de la Reforma Educativa de los años 1970, en la que conduciendo la elaboración de los currículos de Educación Básica Regular y luego los de las Escuelas Superiores de Educación Profesional – ESEP – recibí sus pensamientos y orientaciones; y, mi vuelta al Ministerio de Educación como Director Nacional de la DINFOCAD el año 2002, época en la que conjuntamente con él iniciamos la experiencia del diseño de los nuevos currículos para la formación de los docentes del Perú.
Al volver al Ministerio de Educación, pude comprobar que a pesar de haber transcurrido más de 40 años desde que el Maestro Peñaloza dejara la conducción directa de la formación de maestros en La Cantuta y más de 23 años de su participación en la Reforma Educativa, su pensamiento educativo no sólo se había consolidado y puesto a la par de los tiempos sino que mantenía la misma brillantez, vigor y entusiasmo de las épocas antes mencionadas.    
Pocos maestros, investigadores y pensadores de la educación han abordado con tanta vehemencia, constancia, amplitud y profundidad el tema de la concepción, función y formación del educador como el Dr. Walter Peñaloza; quizás ninguno como él ha dedicado tanto tiempo de su vida a tan importante labor. En este campo Peñaloza no fue sólo un teórico sino que fue el ideólogo y conductor de una de las experiencias más valiosas que tuvo el Perú: la formación de maestros en la Escuela Normal Superior “Enrique Guzmán y Valle” La Cantuta.
Peñaloza concibió la formación de maestros  al más alto nivel, sin  discriminación si eran de Primaria, Secundaria o Técnica. Consideró que el maestro debería ser formado integralmente para que pudiese actuar con compromiso, eficiencia y eficacia en una educación cuyo fin era formar integralmente al hombre como persona, como ser social y como agente promotor de su cultura.
Concibió al maestro como aquel profesional formado en sus dimensiones biológica, psicológica, social y espiritual, que entendía que la educación además de ser considerada como ciencia y como técnica era también filosofía y arte y que por lo tanto su formación no podía descuidar ninguno de estos aspectos.
Sostenía Peñaloza (1997) que “nadie le podrá quitar a la educación su naturaleza auténtica de arte y al maestro su carácter de artista”[1]. “Lo que hace el maestro tiene como propósito causar un impacto profundo en el alma del niño, del joven o del adulto. Su finalidad es que el alumno se transforme. Por lo tanto, en el maestro hay tanto de actor como de creador. El maestro es, por consiguiente, mucho más que el artista reiterativo (...). Es más bien el artista creador, porque no solamente recrea lo que dice, sino que en cada nuevo acto de labor con los educandos está creando para ellos y en cierto modo, creándolos a ellos mismos”[2].
La piedra angular de sus aportes a la educación lo constituye “el currículo integral”, como concepción genuina que defendió a lo largo de toda su vida y que se llegó a plasmar en la experiencia de la Reforma Educativa de los años setenta y, antes, en su experiencia de formación de maestros en La Cantuta.
El currículo integral contribuyó a rescatar la figura del maestro educador y la contrapuso a la figura del maestro enseñante. Los futuros maestros debían recibir y explorar conocimientos, incorporar receptiva y creadoramente el mundo de lo cultural, vivir experiencias no cognoscitivas, efectuar numerosas y consistentes prácticas profesionales que le posibilitaran alcanzar destrezas en el ejercicio docente, y, alcanzar dentro de lo posible un armónico desarrollo de sus capacidades interiores, mediante el apoyo de la consejería. Así, los maestros “quedaban preparados a través de una experiencia viva de varios años, para actuar más tarde ante los niños y jóvenes a su cargo en todas esas áreas, vale decir para impulsar, a su turno, un currículo integral en su trabajo con esos niños y adolescentes”[3].
Para Peñaloza, el educador es aquél que “debe tener la habilidad y espíritu profundo para promover la autonomía y el sentido de libertad de los niños, jóvenes y adultos; para despertar y desarrollar en ellos sus capacidades de observación, reflexión y análisis; para llevarlos a la comprensión de los valores; estimularlos a la noción de solidaridad, y a la toma de conciencia y comprensión cultural circundante (arte, religión, tecnología, moral), seguida de la toma de posición ante el mundo y para la acción creadora. Por eso, únicamente el que arme integralidad en su formación puede transportar esa integralidad a sus futuros alumnos. Quien no tiene la vivencia de la formación integral, no puede brindarla a nadie, en realidad no sabe siquiera lo que es, no tiene idea de su existencia”[4].
El maestro, para Peñaloza, es el vector de la sociedad y el gran mediador del proceso educativo. En tal virtud, su verdadero papel es el que los educandos alcancen el contacto con los valores, lo cual es imposible si el mismo profesor no posee amplia comprensión de los mismos y de las creaciones culturales de los hombres. De allí que la dimensión axiológica (orientación a valores) y la comprensión del mundo cultural en la formación de los maestros resulten decisivas. Estos son los pilares insustituibles de su verdadera preparación como futuro educador.
El doctor Peñaloza hizo de su vida un ejemplo de magisterio y  luchó denodada e incansablemente por concretar su pensamiento educativo hasta los últimos momentos de su existencia. El 6 de agosto del 2002 un ilustre “cantuteño”, a esa fecha Ministro de Educación, Gerardo Ayzanoa Del Carpio, le impuso a Nombre de la Nación la condecoración de las Palmas Magisteriales en el Grado de AMAUTA.
“Están deshaciendo todo lo que hicimos con el currículo de los Institutos Pedagógicos”, me dijo con ocasión de encontrarme con él pocos meses después de que yo dejase el Ministerio de Educación a mediados del 2003 y realmente me emocionó mucho su preocupación y desaliento…. Lo vi postrado en sus últimos días en la Clínica San Felipe. Lo despedí en silencio en la Casona de la Universidad Nacional Mayor de  San Marcos. 
El 31 de octubre del 2005, murió el hombre y nació para la inmortalidad de la educación peruana, el Amauta Walter Peñaloza Ramella. El Perú y en particular la Educación Peruana siguen en deuda con él. El 7 de diciembre tendría 91 años.  

¡Gloria eterna al Maestro Peñaloza!


BIBLIOGRAFÍA

1. PEÑALOZA, Walter. (1976) “Tecnología Educativa”. Conferencia sustentada por el Dr. Walter Peñaloza Ramella en la ESEP Maranga. Versión tomada de la grabación efectuada por J.P.C. el día 02-09-1976.
2.  PEÑALOZA, Walter. (1989) “La Cantuta. Una Experiencia en Educación”. 1ª edic. Auspiciada por CONCYTEC. Lima.


[1] PEÑALOZA, Walter. (1976)  “Tecnología Educativa”. Conferencia disertada por el Dr. Walter Peñaloza Ramella en la
     ESEP Maranga. p.6. Lima.
[2] PEÑALOZA, Walter. Ibídem., p.8.
[3] PEÑALOZA, Walter. (1989). “La Cantuta. Una Experiencia en Educación”. 1ª edic. Auspiciada por CONCYTEC. Lima.   
     p. 203.
[4] PEÑALOZA, Walter. Ibídem., p. 402.

BREVE REFERENCIA BIOGRÁFICA DE WALTER PEÑALOZA RAMELLA

Walter Peñaloza Ramella nació en Lima el año de 1920. Sus padres fueron don Manuel Peñaloza y doña Anita Ramella. Realizó sus estudios secundarios en el colegio Anglo - Peruano de Lima y sus estudios superiores en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Se graduó de bachiller en Filosofía en 1943 con la tesis “Evolución del conocimiento helénico” y posteriormente se graduó de doctor en Filosofía con la tesis “La deducción trascendental y el acto de conocimiento racional”.
Desde 1940 fue profesor en el Colegio Anglo - Peruano (hoy San Andrés); en dicho colegio había terminado tres años antes su secundaria. Allí tuvo éxitos en la aplicación de una nueva metodología para la enseñanza del Castellano, donde el alumno se convirtió en el protagonista de su propia enseñanza y la asignatura dejó de centrarse en el aprendizaje de la gramática para ceder paso al desarrollo de la expresión oral, lectura y escritura.
Fue profesor por horas de Historia de la Cultura Peruana y de Estudios Supervisados en el Colegio Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe el año de 1944. Trabajando allí observó que la pedagogía era deficiente ya que al alumnado se le preparaba para los exámenes y no para saber. Durante ese año inició su funcionamiento el Colegio Militar “Leoncio Prado”, promovido y fundado por el General José del Carmen 
Marín. Este colegio era de educación secundaria bajo un régimen militar y con elevadas exigencias de rendimiento estudiantil y profesoral. Convocaba concursos públicos para que los profesores se incorporaran a su cuerpo docente. Fue el primero y el único en tener a todos sus profesores estables y donde se realizaba el trabajo en equipo. En 1945, Walter Peñaloza se presentó al concurso y fue nombrado profesor de Historia de la Cultura y luego de Psicología y de Lógica. Posteriormente, por concurso, llegó a ser jefe de curso. En esta época, la tesis con que obtuvo su Bachillerato en la Universidad alcanzó el premio nacional de Filosofía y fue publicada como libro por la sociedad peruana de Filosofía.
Fue llamado a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para dictar el curso de Griego, por insistencia de José Tola Mendoza, director del Instituto Lingüístico de la Universidad, y en 1945 fue llamado a la Facultad de Letras para la asignatura de Estética.
Debido a problemas políticos entre el APRA y el partido del Gobierno de Bustamante y Rivero, partido político por el cual participó, en 1946, no quisieron renovarle el contrato en la universidad de San Marcos, pero la protesta de los estudiantes determinó que su contrato fuera extendido y poco después la Facultad de Letras le encargó el curso de Lógica.
En 1948 le propusieron iniciar la Cátedra de Filosofía en la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico. Solicitó licencia a su Facultad, en la universidad de San Marcos, y a fines de agosto de ese año viajó a Puerto Rico con su esposa. Allí le dieron la noticia que se incorporaba a dicha universidad el gran novelista peruano Ciro Alegría. La realidad de nuestra educación en esta época era demasiada academicista y memorista y no preparaba para la vida ni para los estudios ulteriores. Peñaloza consideraba que una forma de enfrentar esta realidad era abordando la formación de los maestros. En 1951 le llegó la propuesta para el proyecto de la Escuela Normal Central, destinada a renovar la formación de los maestros de todas las ramas: primaria, secundaria común y secundaria técnica. La propuesta que se le hizo era para asumir la dirección de esa institución. Peñaloza se encontraba en Puerto Rico en la Universidad de Río Piedras, donde había sido llamado para crear el curso básico de Filosofía, dentro de la Facultad de Estudios Generales. Allí recibió la carta del entonces Ministro de Educación del Perú, Coronel Juan Mendoza Rodríguez, comunicándole el proyecto para establecer una institución formadora de Maestros, en un moderno campus que se construiría a 40 kms. de Lima, en un lugar denominado La Cantuta, en Chosica. “La idea era transformar los antiguos Instituto Pedagógico Nacional de Varones e Instituto Pedagógico Nacional de Mujeres, situados en Lima, en la Escuela Normal Central, ubicada en La Cantuta”189, la cual sería una institución coeducacional.
Al llegar al Perú y al Instituto Pedagógico Nacional de Varones que debía dirigir, tuvo ciertas dificultades que superar: deficiencia de profesores en la enseñanza superior, irregularidades en las becas, discriminación entre profesores de primaria y secundaria, (estos últimos se sentían superiores a los otros), los currículos preparados carecían de coherencia interior, exceso de materias pedagógicas y repetitivas, ciertos cursos referente a los contenidos sorprendían por su inmediatez. Por otro lado, tuvo que tratar que los profesores trabajaran a tiempo completo. Solicitó también un capellán para el Instituto que viviera cerca de los alumnos como consejero religioso. Su propósito era ir más allá del asfixiante círculo del maestro enseñante, atado a sus lecciones y fórmulas metodológicas, interesado en la trasmisión de trozos de conocimientos y en el cumplimiento puro de planes y programas durante las 33 ó 35 horas de clase por semana; era formar maestros que, con dominio de sus materias y de los aspectos metodológicos indispensables, poseyeran un buen dominio de la cultura y conciencia de la realidad del país.
El 6 de Julio de 1953 se inauguró la Escuela Normal Central con presencia del Presidente de la República en las instalaciones de La Cantuta, en Chosica - Lima, con la dirección de Walter Peñaloza Ramella, iniciándose la gran experiencia formadora de maestros que este insigne educador evocara años después en su obra: “La Cantuta. Una Experiencia en Educación”, obra de la cual hemos recogido los datos de su biografía.
En el año de 1955 la Escuela Central de Varones, a propuesta de José Antonio Encinas, se transformó en la Escuela Normal Superior con el nombre de “Enrique Guzmán y Valle”. Por Ley N° 12502, se convirtió en una institución autónoma con categoría universitaria, en reconocimiento de sus méritos en la acción educativa. En el año 1960, la Escuela Normal Superior “Enrique Guzmán y Valle” La Cantuta, fue despojada de su categoría universitaria, al derogarse por Ley N° 13417 la Ley N° 12502, la misma que le fue devuelta en el año 1965, con la dación de la Ley N° 15519, convirtiéndola en Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”, hecho que se concretó el 23 de marzo de 1967.
Walter Peñaloza fue director durante 10 años de la Escuela Normal, institución en la que se hicieron cambios radicales en la formación universitaria en general y en la formación del magisterio en particular. El año 1960 dejó La Cantuta y empezó a trabajar en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), a partir del año 1961. Luego, fue llamado para desarrollar la temática correspondiente a Metodología de la Enseñanza Universitaria en la Universidad Nacional de San Marcos. En el año 1963, durante el gobierno de Fernando Belaúnde, fue llamado a asumir otra vez la dirección de la Escuela Normal Superior, pero no aceptó.
Asumió en 1969 la Dirección de Evaluación de Universidades del Perú en el Concejo Nacional de la Universidad Peruana (CONUP) y viajó por muchos lugares del territorio nacional.
Fue miembro de primer orden de la Comisión Nacional que elaboró la Reforma Educativa Peruana de 1972, importante propuesta educativa en la cual conjuntamente con Augusto Salazar Bondy proyectó sus valiosos conocimientos y experiencias. En 1978 fue contratado por la Universidad del Zulia en Venezuela como asesor del Vice - Rectorado de Regionalización. En 1986 fue Asesor Académico de la Universidad Rafael Urdaneta. En 1994 fue Asesor de la Sección de Planificación y Desarrollo del Currículo de la Universidad de Zulia.
En 1992 fue distinguido como Profesor Emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Este mismo año fue designado Rector Vitalicio (Ad Honorem) de la Universidad Nacional de Educación. “Enrique Guzmán y Valle”.
A partir del año 2,000 su presencia en el Perú fue más frecuente participando como conferencista magistral en innumerables eventos promovidos por universidades del país, la Derrama Magisterial y otras instituciones académicas del Perú. En el año 2,001 asesoró la reestructuración de los planes curriculares de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica. Participó últimamente en el Forum Internacional de Educación Encinas 2,002 demostrando ser un símbolo paradigmático de la educación peruana e internacional.

El 6 de agosto del 2002, en un apoteósico acto presidido por el Ministro de Educación Dr. Gerardo Ayzanoa del Carpio, su discípulo, el gobierno del Perú le impuso las Palmas Magisteriales en el Grado de AMAUTA, máxima condecoración otorgada en reconocimiento a sus excepcionales aportes a la educación, la ciencia y la cultura. Centenares de asistentes a este acto, muchos de ellos sus discípulos, ovacionaron de pie al “Gran Amauta del Perú” en el auditorio principal del Museo de la Nación en la ciudad de Lima. Actualmente es Jefe del Gabinete de Asesores del Ministro de Educación.

Entre sus principales obras destacan:
  • “Estudio acerca del Conocimiento”. (1953)
  • “El Conocimiento Inferencial y la Deducción Trascendental”. (edición de su tesis doctoral, 1962) 
  • “El Discurso de Parménides”. (1973) 
  • “Estudio sobre las Categorías de Aristóteles”. (1973) 
  • “El Problema de los Conceptos Puros del Conocimiento”. (1978) 
  • “Tecnología Educativa”. (1980) 
  • “El Algoritmo de la ejecución del curriculum”. (1986) 
  • “La Cantuta. Una experiencia en educación”. (1989) 
  • “El Currículo Integral”. (1995)
189. PEÑALOZA, Walter. “La Cantuta.  Una Experiencia en Educación”. 1ª edic. 1989. Auspiciada por el Concejo de Ciencia Tecnología. (CONCYTEC). Lima - Perú.

BREVE REFERENCIA BIOGRÁFICA DE AUGUSTO SALAZAR BONDY

Nació en Lima el 8 de diciembre de 1925. Inició sus estudios en el colegio Alemán y concluyó su educación secundaria en el colegio “San Agustín” en el año 1941. Obtuvo su Bachillerato en humanidades (1950) y su Doctorado en Filosofía (1953) en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue profesor del colegio San Andrés en 1945, actividad que cumplía simultáneamente al desarrollo de sus estudios universitarios. En 1948 viajó a México donde participó en el seminario sobre “Historia del Pensamiento Hispanoamericano”, del filósofo español José Gaos, cercano a la fenomenología, en el Colegio de México. Estudió también en la UNAM.
En 1951 ganó el Premio Nacional de Fomento a la Cultura “Alejandro Deustua” y viajó a París. Fue becado y estudió en la Escuela Normal Superior de la Rue d’ Ulm de París. Estudió también en la Universidad de Munich.
En 1954 es nombrado catedrático en las Facultades de Letras y de Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
En 1955 funda y dirige el Colegio Cooperativo de la Federación de Empleados Bancarios “Alejandro Deustua”. En este año es también copartícipe de la creación del Movimiento Social Progresista.
En 1958 vuelve a obtener el Premio Nacional de Fomento a la Cultura por su obra “Irrealidad e Idealidad”.
En 1963 es nombrado profesor a dedicación exclusiva en la Facultad de Educación de la UNMSM; permanece en la universidad hasta mayo de 1972 año en el que cesa a su solicitud. El 5 de mayo de dicho año se le nombra como Profesor Emérito.
En 1964 es nombrado presidente de la comisión encargada de proponer la reestructuración de los Estudios Generales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
En 1966 obtiene por tercera vez el Premio Nacional de Fomento a la Cultura “Manuel Gonzales Prada” por su obra “Historia de las Ideas en el Perú Contemporáneo”.
En 1969 se integra a la Comisión de Reforma de la Educación Peruana; en 1970 desempeñó la vice presidencia de dicha Comisión y fue elegido luego presidente del Consejo Superior de Educación en 1971.
Su actividad política y educativa más importante fue entre 1970 y 1974 durante el gobierno del General E.P. Juan Velasco Alvarado. Salazar Bondy fue uno de los más importantes propulsores de la Reforma de la Educación Peruana de esos años.
El 6 de febrero de 1974 muere en Lima a los 49 años. En su sepelio recibió los honores de Ministro de Estado y el gobierno lo condecoró con la Orden del Sol del Perú. Por disposición del gobierno peruano, el entonces Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo de la Educación (INIDE) fue denominado a partir de dicho año con su nombre: “Augusto Salazar Bondy”.
 
Su producción intelectual es vasta. Algunas de sus obras más importantes son:
  • “Historia de las Ideas en el Perú Contemporáneo”. (2 tomos.1965) 
  • “En Torno a la Educación”. (1965) 
  • “La Cultura de la Dominación”. (1968) 
  • “Entre Escila y Caribdis”. (1969) 
  • “Educación de la Crisis”. (1971) 
  • “Bartolomé o de la Dominación”. (1974) 
  • “La Educación del Hombre Nuevo”. (1976 obra póstuma)