1. John Dewey, como representante del pragmatismo, una de las corrientes del pensamiento positivista, constata las deficiencias y limitaciones de la Educación Tradicional para la formación del ciudadano norteamericano que la sociedad de ese entonces requería y a partir de eso formula toda una Teoría que da origen a la denominada Escuela Nueva en los Estados Unidos de Norte América.
2. El Experimentalismo de Dewey insurge contra una educación “desde arriba y desde afuera”; de modelos, materias y métodos adultos impuestos a aquellos que se están desarrollando lentamente hacia la madurez. Se opone a la “disciplina externa”, al “aprender de textos y maestros”, a la adquisición de destrezas y técnicas por el adiestramiento. Rechaza que la preparación del educando sea para un futuro más o menos remoto y que el maestro sólo sea un agente que comunique los conocimientos del pasado y que determine las reglas de conducta.
3. El gran salto de la Nueva Escuela es intentar descubrir cómo el conocimiento del pasado puede convertirse en un instrumento potente para tratar eficazmente el futuro.
4. Dewey desestima el conocimiento del pasado como el fin de la educación y por lo tanto rechaza su importancia considerándolo sólo como un medio.
Asimismo, plantea que la mayor de todas las falacias pedagógicas es la idea que una persona aprende sólo aquella cosa particular que está estudiando en un tiempo dado.
Dice que el aprender colateral con la formación de actitudes duraderas de gustos y disgustos, puede ser, y es a menudo, mucho más impor-tante que las lecciones de ortografía o historia que se aprenden, pues esas actitudes son fundamentalmente las que cuentan en el futuro. La actitud más importante que se puede formar es la de “desear seguir aprendiendo”.
5. John Dewey cuestiona la ventaja que constituye adquirir cantidades prescritas de información sobre geografía o historia o adquirir la destreza de leer y escribir si en el proceso pierde el individuo su propia alma; si pierde su apreciación de cosas preciosas, de los valores a que se refieren estas cosas; si pierde el deseo de “aplicar lo aprendido” y, sobretodo, si pierde la capacidad para extraer el sentido de sus futuras experiencias cuando se presenten.
6. Reflexiona sobre el verdadero sentido de la “preparación” en el esquema educativo, señalando que ella significa que una persona adquiera de su experiencia presente “todo” lo que hay en ella en el momento en que la tiene. Decía que cuando se hace de la “preparación” el fin dominante, se sacrifican las potencialidades del presente a un futuro hipotético. Cuando esto ocurre, se pierde o se falsea la “preparación” real para el futuro.
7. Un acierto en la filosofía de la “educación progresista” es cuando acentúa la importancia de la participación del que aprende en la formulación de los propósitos que dirigen sus actividades en el proceso del aprender.
8. John Dewey estima que lo que postula la Escuela Nueva está más de acuerdo con el ideal democrático, al cual el pueblo norteamericano está entregado, que los procedimientos autocráticos de la Escuela Tradicional. Lo que ha contribuido a su acogida es que sus métodos son humanos en comparación con la aspereza y rigidez que tan a menudo acompaña a las medidas de la Escuela Tradicional.
9. En fin, John Dewey y la Escuela Nueva constituyen un avance en el aspecto educativo, reformulando y revolucionando la Teoría Educativa anterior con nuevos planteamientos sobre la educación y sus fines, sobre el rol del educador, la actitud del educando y los medios educativos, que permiten una adecuada interacción de los componentes de la Educación. No debe obviarse, sin embargo, los límites que le da la misma sociedad en la cual se inserta esta teoría y con la cual J. Dewey se identifica y se siente comprometido. Por este motivo es que busca contribuir a su desarrollo con la formación de un nuevo hombre norteamericano, que se desenvuelva con mayor productividad, eficacia y eficiencia dentro del sistema imperante.
2. El Experimentalismo de Dewey insurge contra una educación “desde arriba y desde afuera”; de modelos, materias y métodos adultos impuestos a aquellos que se están desarrollando lentamente hacia la madurez. Se opone a la “disciplina externa”, al “aprender de textos y maestros”, a la adquisición de destrezas y técnicas por el adiestramiento. Rechaza que la preparación del educando sea para un futuro más o menos remoto y que el maestro sólo sea un agente que comunique los conocimientos del pasado y que determine las reglas de conducta.
3. El gran salto de la Nueva Escuela es intentar descubrir cómo el conocimiento del pasado puede convertirse en un instrumento potente para tratar eficazmente el futuro.
4. Dewey desestima el conocimiento del pasado como el fin de la educación y por lo tanto rechaza su importancia considerándolo sólo como un medio.
Asimismo, plantea que la mayor de todas las falacias pedagógicas es la idea que una persona aprende sólo aquella cosa particular que está estudiando en un tiempo dado.
Dice que el aprender colateral con la formación de actitudes duraderas de gustos y disgustos, puede ser, y es a menudo, mucho más impor-tante que las lecciones de ortografía o historia que se aprenden, pues esas actitudes son fundamentalmente las que cuentan en el futuro. La actitud más importante que se puede formar es la de “desear seguir aprendiendo”.
5. John Dewey cuestiona la ventaja que constituye adquirir cantidades prescritas de información sobre geografía o historia o adquirir la destreza de leer y escribir si en el proceso pierde el individuo su propia alma; si pierde su apreciación de cosas preciosas, de los valores a que se refieren estas cosas; si pierde el deseo de “aplicar lo aprendido” y, sobretodo, si pierde la capacidad para extraer el sentido de sus futuras experiencias cuando se presenten.
6. Reflexiona sobre el verdadero sentido de la “preparación” en el esquema educativo, señalando que ella significa que una persona adquiera de su experiencia presente “todo” lo que hay en ella en el momento en que la tiene. Decía que cuando se hace de la “preparación” el fin dominante, se sacrifican las potencialidades del presente a un futuro hipotético. Cuando esto ocurre, se pierde o se falsea la “preparación” real para el futuro.
7. Un acierto en la filosofía de la “educación progresista” es cuando acentúa la importancia de la participación del que aprende en la formulación de los propósitos que dirigen sus actividades en el proceso del aprender.
8. John Dewey estima que lo que postula la Escuela Nueva está más de acuerdo con el ideal democrático, al cual el pueblo norteamericano está entregado, que los procedimientos autocráticos de la Escuela Tradicional. Lo que ha contribuido a su acogida es que sus métodos son humanos en comparación con la aspereza y rigidez que tan a menudo acompaña a las medidas de la Escuela Tradicional.
9. En fin, John Dewey y la Escuela Nueva constituyen un avance en el aspecto educativo, reformulando y revolucionando la Teoría Educativa anterior con nuevos planteamientos sobre la educación y sus fines, sobre el rol del educador, la actitud del educando y los medios educativos, que permiten una adecuada interacción de los componentes de la Educación. No debe obviarse, sin embargo, los límites que le da la misma sociedad en la cual se inserta esta teoría y con la cual J. Dewey se identifica y se siente comprometido. Por este motivo es que busca contribuir a su desarrollo con la formación de un nuevo hombre norteamericano, que se desenvuelva con mayor productividad, eficacia y eficiencia dentro del sistema imperante.
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