La propuesta educativa de Peñaloza además de formular una concepción de educación integral vinculada en forma coherente y pertinente con los contenidos que deberían ser considerados en función de los fines propuestos, regida asimismo por valores que deberían orientar la educación, planteó los medios educativos necesarios, insistiendo tercamente en que ellos debían de ser coherentes con la intencionalidad educativa propuesta. De allí su posición frente a la tecnología educativa que se aplicó en la década de 1970 y que según él pudo haber generado distorsiones en las estrategias metodológicas, en la planificación y en la evaluación educativa, al aplicarse sin las filtraciones y las adecuaciones del caso; se refería Peñaloza a lo que fue la aplicación de la tecnología educativa sistemática muy en boga en la aludida época.
La crítica realizada por Peñaloza posibilitó algunos cambios en el uso de la tecnología educativa; sin embargo, al parecer, los cambios realizados no tuvieron la magnitud suficiente que hiciera variar su posición crítica frente a dicha tecnología. Peñaloza considera “la tecnología educativa como la aplicación de principios científicos y procedimientos prácticos para llevar a la realidad una determinada concepción de educación, una determinada idea”200. Afirma que “donde haya habido educación tiene que haber habido alguna tecnología”201. Y reitera que “siempre ha habido y tendrá que haberla. Urge por tanto reconocerla para que no se juzgue que la tecnología educativa es innecesaria o puede ser puesta de lado o puede ser convertida en inexistente”202. Lo que es pertinente tener en cuenta, según Peñaloza, es que toda tecnología educativa plasma una idea pero dentro de un marco de intencionalidad o significación que es necesario conocer para tomar una decisión respecto a ella y a su posibilidad de uso.
La tecnología educativa es para Peñaloza un conjunto de procedimientos para resolver el problema de la educación y ostenta varios niveles que deben ser tenidos en cuenta, y sobre los cuales nos brinda detalles en su obra “Tecnología Educativa”:
Primer nivel : El curriculum.
Segundo nivel : Metodología de los bloques curriculares.
Tercer nivel : Instrumentos Auxiliares del trabajo educativo.
Cuarto nivel : Sistema de Aprendizaje.
Quinto nivel : Evaluación.
El primer nivel es fundamental porque plasma la concepción educativa; el segundo, tercer y cuarto niveles se subordinan al primero; sin embargo, considera que el primer nivel ha sido desplazado en su importancia privilegiando el segundo nivel.
La construcción del currículo es el verdadero punto de partida de todo trabajo en tecnología educativa y aquí hay que considerar que en el trabajo curricular hay un conjunto de experiencias cuyo propósito es cognoscitivo (caso de la física, matemática, biología, etc.) pero también deben de considerarse otras experiencias cuya teleología no es cognoscitiva como por ejemplo las relacionadas con el arte en el que más que preocuparnos por la teoría sobre el arte lo que interesa es crear vivencias artísticas y “abrir la conciencia de los educandos a la comprensión de la belleza”203. Se encuentran también en esta línea de experiencias la educación física y la educación religiosa, entre otras.
La capacitación para el trabajo, con su propósito de adquirir destrezas, y la orientación del educando, constituyen otros componentes del currículo que no deben soslayarse porque importan para la formación de los estudiantes y porque el maestro es, por naturaleza, un orientador y un guía del educando.
La concepción de educación propuesta por Peñaloza en la Reforma Educativa de los años 70 fue en gran medida planteada muchos años antes a mediados de la década de los cincuenta y durante la década del sesenta en la Escuela Normal Superior ubicada en La Cantuta - Chosica, donde sirvió de base para proponer toda una concepción de formación de maestros que fue plasmada en generaciones de profesores que laboraron luego a lo largo y ancho del país. Es en la Escuela Normal Superior de La Cantuta donde puso en práctica esta concepción de educación y donde concibió y aplicó uno de los medios más importantes de la educación: el currículo integral; instrumento de previsión fundamental para formar el maestro que contribuya luego a formar integralmente al educando. Esta concepción de currículo integral fue expresada años después en la Ley General de Educación N° 19326 y aplicada en todo el país luego de un proceso de reentrenamiento docente en el que jugaron un papel importante los Entrenadores de la Reforma de la Educación; 420 profesores seleccionados de entre los docentes de todo el país, que se convirtieron en los paladines de dicha reforma llevándola a todo el país a través del reentrenamiento docente.
Veamos algunos aspectos importantes que nos plantea el currículo integral en la formación del profesorado, lo cual fue aplicado en la Escuela Normal Superior “Enrique Guzmán y Valle” y algunas décadas después en la Universidad de Zulia (Venezuela):
a) Área de conocimientos. Peñaloza plantea que la formación en esta área debe ser a través de experiencias cognoscitivas, no mediante la mera exposición de contenidos realizada por el profesor. Debe posibilitar el contacto de los educandos con los hechos y objetos del conocimiento, para que los descubran, aprehendan y analicen, (este proceso es centrífugo: brota del interior de la persona y se lanza sobre la realidad). Por tal motivo se debe considerar cursos antropocéntricos: materias que muestren la situación del hombre en relación con el mundo físico, biológico y social y ante la totalidad del ser, así como frente al continente en que le ha tocado vivir y a su país. La propuesta de contenidos de Walter Peñaloza en la Universidad de Zulia comprende: problemática humana de la comunicación; problemática ecológica, científica y tecnológica; problemática histórico - antropocéntrica y problemática epistemológica. También se debe tener en cuenta los cursos de autorreflexión, que se dirigen a examinar ciertos actos humanos o bien la vida toda del hombre: acto de estudiar y aprender, métodos de aprendizaje; acto del pensar: lógica; conocer: teoría del conocimiento; vida global y cotidiana: cursos de carácter psicológico. Y, por último, cursos comunicacionales: uso de la lengua propia, lenguas extranjeras, matemática, computación.
b) Actividades no cognoscitivas: En esta área los futuros maestros no van a recibir lecciones y por ello no se habla de materias, ni de cursos, ni de asignaturas, sino de actividades. Por lo tanto, es entrar en contacto con los demás valores que importan a los seres humanos en general y a cada cultura en particular (belleza, justicia, bien, civismo, la idea del ser supremo, la legalidad, la persona humana en cuanto fin).
c) Prácticas profesionales: estas prácticas proveen casos y situaciones reales propios de la carrera que se ha escogido con la finalidad que los futuros maestros aprendan a detectarlos, reconocerlos y manejarlos en forma satisfactoria. Estas prácticas poseen carácter global e integrador: para llevarlas a cabo los futuros maestros se verán obligados a movilizar la teoría y la práctica que han obtenido en diversas asignaturas y a aprender a seleccionar lo que de veras resulta aplicable al caso que están enfrentando.
d) Consejería: Con esta área se busca lograr la adecuación de los futuros maestros a la naturaleza de la formación universitaria en sus diversas etapas, pues cada una ostenta sus propias exigencias y responsabilidades; la consejería da soporte al futuro maestro en sus trabas y problemas de aprendizaje; y promueve su avance hacia una personalidad ecuánime y plena. Todo esto influye en buscar el equilibrio interior de los alumnos, cimiento sólido para su buena formación y para el inicio de su ejercicio profesional después de graduarse.
Generaciones de maestros fueron formados con esta concepción de currículo en el Perú y en Venezuela y sus aportes en la educación están todavía por ser sistematizados.
La crítica realizada por Peñaloza posibilitó algunos cambios en el uso de la tecnología educativa; sin embargo, al parecer, los cambios realizados no tuvieron la magnitud suficiente que hiciera variar su posición crítica frente a dicha tecnología. Peñaloza considera “la tecnología educativa como la aplicación de principios científicos y procedimientos prácticos para llevar a la realidad una determinada concepción de educación, una determinada idea”200. Afirma que “donde haya habido educación tiene que haber habido alguna tecnología”201. Y reitera que “siempre ha habido y tendrá que haberla. Urge por tanto reconocerla para que no se juzgue que la tecnología educativa es innecesaria o puede ser puesta de lado o puede ser convertida en inexistente”202. Lo que es pertinente tener en cuenta, según Peñaloza, es que toda tecnología educativa plasma una idea pero dentro de un marco de intencionalidad o significación que es necesario conocer para tomar una decisión respecto a ella y a su posibilidad de uso.
La tecnología educativa es para Peñaloza un conjunto de procedimientos para resolver el problema de la educación y ostenta varios niveles que deben ser tenidos en cuenta, y sobre los cuales nos brinda detalles en su obra “Tecnología Educativa”:
Primer nivel : El curriculum.
Segundo nivel : Metodología de los bloques curriculares.
Tercer nivel : Instrumentos Auxiliares del trabajo educativo.
Cuarto nivel : Sistema de Aprendizaje.
Quinto nivel : Evaluación.
El primer nivel es fundamental porque plasma la concepción educativa; el segundo, tercer y cuarto niveles se subordinan al primero; sin embargo, considera que el primer nivel ha sido desplazado en su importancia privilegiando el segundo nivel.
La construcción del currículo es el verdadero punto de partida de todo trabajo en tecnología educativa y aquí hay que considerar que en el trabajo curricular hay un conjunto de experiencias cuyo propósito es cognoscitivo (caso de la física, matemática, biología, etc.) pero también deben de considerarse otras experiencias cuya teleología no es cognoscitiva como por ejemplo las relacionadas con el arte en el que más que preocuparnos por la teoría sobre el arte lo que interesa es crear vivencias artísticas y “abrir la conciencia de los educandos a la comprensión de la belleza”203. Se encuentran también en esta línea de experiencias la educación física y la educación religiosa, entre otras.
La capacitación para el trabajo, con su propósito de adquirir destrezas, y la orientación del educando, constituyen otros componentes del currículo que no deben soslayarse porque importan para la formación de los estudiantes y porque el maestro es, por naturaleza, un orientador y un guía del educando.
La concepción de educación propuesta por Peñaloza en la Reforma Educativa de los años 70 fue en gran medida planteada muchos años antes a mediados de la década de los cincuenta y durante la década del sesenta en la Escuela Normal Superior ubicada en La Cantuta - Chosica, donde sirvió de base para proponer toda una concepción de formación de maestros que fue plasmada en generaciones de profesores que laboraron luego a lo largo y ancho del país. Es en la Escuela Normal Superior de La Cantuta donde puso en práctica esta concepción de educación y donde concibió y aplicó uno de los medios más importantes de la educación: el currículo integral; instrumento de previsión fundamental para formar el maestro que contribuya luego a formar integralmente al educando. Esta concepción de currículo integral fue expresada años después en la Ley General de Educación N° 19326 y aplicada en todo el país luego de un proceso de reentrenamiento docente en el que jugaron un papel importante los Entrenadores de la Reforma de la Educación; 420 profesores seleccionados de entre los docentes de todo el país, que se convirtieron en los paladines de dicha reforma llevándola a todo el país a través del reentrenamiento docente.
Veamos algunos aspectos importantes que nos plantea el currículo integral en la formación del profesorado, lo cual fue aplicado en la Escuela Normal Superior “Enrique Guzmán y Valle” y algunas décadas después en la Universidad de Zulia (Venezuela):
a) Área de conocimientos. Peñaloza plantea que la formación en esta área debe ser a través de experiencias cognoscitivas, no mediante la mera exposición de contenidos realizada por el profesor. Debe posibilitar el contacto de los educandos con los hechos y objetos del conocimiento, para que los descubran, aprehendan y analicen, (este proceso es centrífugo: brota del interior de la persona y se lanza sobre la realidad). Por tal motivo se debe considerar cursos antropocéntricos: materias que muestren la situación del hombre en relación con el mundo físico, biológico y social y ante la totalidad del ser, así como frente al continente en que le ha tocado vivir y a su país. La propuesta de contenidos de Walter Peñaloza en la Universidad de Zulia comprende: problemática humana de la comunicación; problemática ecológica, científica y tecnológica; problemática histórico - antropocéntrica y problemática epistemológica. También se debe tener en cuenta los cursos de autorreflexión, que se dirigen a examinar ciertos actos humanos o bien la vida toda del hombre: acto de estudiar y aprender, métodos de aprendizaje; acto del pensar: lógica; conocer: teoría del conocimiento; vida global y cotidiana: cursos de carácter psicológico. Y, por último, cursos comunicacionales: uso de la lengua propia, lenguas extranjeras, matemática, computación.
b) Actividades no cognoscitivas: En esta área los futuros maestros no van a recibir lecciones y por ello no se habla de materias, ni de cursos, ni de asignaturas, sino de actividades. Por lo tanto, es entrar en contacto con los demás valores que importan a los seres humanos en general y a cada cultura en particular (belleza, justicia, bien, civismo, la idea del ser supremo, la legalidad, la persona humana en cuanto fin).
c) Prácticas profesionales: estas prácticas proveen casos y situaciones reales propios de la carrera que se ha escogido con la finalidad que los futuros maestros aprendan a detectarlos, reconocerlos y manejarlos en forma satisfactoria. Estas prácticas poseen carácter global e integrador: para llevarlas a cabo los futuros maestros se verán obligados a movilizar la teoría y la práctica que han obtenido en diversas asignaturas y a aprender a seleccionar lo que de veras resulta aplicable al caso que están enfrentando.
d) Consejería: Con esta área se busca lograr la adecuación de los futuros maestros a la naturaleza de la formación universitaria en sus diversas etapas, pues cada una ostenta sus propias exigencias y responsabilidades; la consejería da soporte al futuro maestro en sus trabas y problemas de aprendizaje; y promueve su avance hacia una personalidad ecuánime y plena. Todo esto influye en buscar el equilibrio interior de los alumnos, cimiento sólido para su buena formación y para el inicio de su ejercicio profesional después de graduarse.
Generaciones de maestros fueron formados con esta concepción de currículo en el Perú y en Venezuela y sus aportes en la educación están todavía por ser sistematizados.
200. PEÑALOZA, Walter. “Tecnología Educativa”. Conferencia. Ibídem., p. 11.
201. PEÑALOZA, Walter. “Tecnología Educativa”. Conferencia. Ibídem., p. 12.
202. PEÑALOZA, Walter. “Tecnología Educativa”. Conferencia. Ibídem.
203. PEÑALOZA, Walter. “Tecnología Educativa”. Conferencia. Ibídem., p. 21.
201. PEÑALOZA, Walter. “Tecnología Educativa”. Conferencia. Ibídem., p. 12.
202. PEÑALOZA, Walter. “Tecnología Educativa”. Conferencia. Ibídem.
203. PEÑALOZA, Walter. “Tecnología Educativa”. Conferencia. Ibídem., p. 21.
Buenas noches.
ResponderEliminarMe podría dar la referencia bibliográfica para citar este artículo. Por favor.
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