Encinas criticó los programas formulados por el Ministerio de Educación, por ser obsoletos y no estar de acuerdo con las nuevas corrientes pedagógicas y propuso contenidos educativos que debían posibilitar una adecuada formación del alumno.
Afirmaba que el currículo era bueno si reflejaba las manifestaciones de la cultura social en el espacio y en el tiempo en que se vive y permitía transferirlos al niño sin perturbar su capacidad de aprendizaje. Sostenía que había “que adaptar a los discípulos a su mundo natal, señalando las riquezas que tiene y la manera cómo él puede transformarse”. Encinas le da un sentido realista al currículo y plantea que debe surgir de las necesidades individuales y sociales y contribuir a mejorar la sociedad. Afirmaba que “las materias no deben ser reunidas para responder a una artificial división administrativa de la escuela: han de girar en torno de problemas relacionados con la vida social”155.
Al referirse a la historia decía que ella como proceso servía para despertar y fortificar en los niños el sentido crítico, principalmente desde el punto de vista social; que la historia y la geografía cumplen una función instructiva que es muy importante.
Al analizar la moral y la educación cívica que se enseñaba teóricamente en los centros educativos, decía que ellas deben de aprenderse por la experiencia. Son actitudes de carácter práctico. “La organización social debe desarrollarse dentro de la práctica moral y las virtudes cívicas”.
Insistía en que sólo organizando las materias en torno a problemas de la vida social, se podría lograr un aprendizaje funcional. Señalaba que así se aplicaba tanto en la “Escuela Activa” como en la “Escuela del Trabajo”. En este sentido, las influencias de pedagogos de la Escuela Nueva en su obra educativa tienen importancia capital. Encinas propugna un nuevo tipo de escuela para el país, un nuevo rol en la formación de las generaciones y nuevos contenidos educativos que sean de carácter práctico.
Sostiene además que “Las ciencias naturales serán mejor entendidas y utilizadas cuando giren alrededor de la higiene pública y privada...”156, al denotar la función práctica de su contenido.
El trabajo manual y el dibujo deben ser aprendidos también con un sentido práctico, es decir: “cuando el niño ve que el objeto salido de sus manos, tiene valor real y útil para la colectividad”157, recién aprecia lo aprendido. Sostuvo también que la música y la educación física deben ser otras actividades de la vida escolar y que por lo tanto había que considerarlas en la formación de los maestros como en los programas escolares.
Propuso que la Educación Sexual debía enseñarse en la educación primaria y que tenía por objeto inculcar en el espíritu de los niños la función genésica, a fin de que a medida que transcurra el tiempo no llegue a hundirse en todos los vicios que la civilización ha introducido en la especie humana.
Afirmaba que el currículo era bueno si reflejaba las manifestaciones de la cultura social en el espacio y en el tiempo en que se vive y permitía transferirlos al niño sin perturbar su capacidad de aprendizaje. Sostenía que había “que adaptar a los discípulos a su mundo natal, señalando las riquezas que tiene y la manera cómo él puede transformarse”. Encinas le da un sentido realista al currículo y plantea que debe surgir de las necesidades individuales y sociales y contribuir a mejorar la sociedad. Afirmaba que “las materias no deben ser reunidas para responder a una artificial división administrativa de la escuela: han de girar en torno de problemas relacionados con la vida social”155.
Al referirse a la historia decía que ella como proceso servía para despertar y fortificar en los niños el sentido crítico, principalmente desde el punto de vista social; que la historia y la geografía cumplen una función instructiva que es muy importante.
Al analizar la moral y la educación cívica que se enseñaba teóricamente en los centros educativos, decía que ellas deben de aprenderse por la experiencia. Son actitudes de carácter práctico. “La organización social debe desarrollarse dentro de la práctica moral y las virtudes cívicas”.
Insistía en que sólo organizando las materias en torno a problemas de la vida social, se podría lograr un aprendizaje funcional. Señalaba que así se aplicaba tanto en la “Escuela Activa” como en la “Escuela del Trabajo”. En este sentido, las influencias de pedagogos de la Escuela Nueva en su obra educativa tienen importancia capital. Encinas propugna un nuevo tipo de escuela para el país, un nuevo rol en la formación de las generaciones y nuevos contenidos educativos que sean de carácter práctico.
Sostiene además que “Las ciencias naturales serán mejor entendidas y utilizadas cuando giren alrededor de la higiene pública y privada...”156, al denotar la función práctica de su contenido.
El trabajo manual y el dibujo deben ser aprendidos también con un sentido práctico, es decir: “cuando el niño ve que el objeto salido de sus manos, tiene valor real y útil para la colectividad”157, recién aprecia lo aprendido. Sostuvo también que la música y la educación física deben ser otras actividades de la vida escolar y que por lo tanto había que considerarlas en la formación de los maestros como en los programas escolares.
Propuso que la Educación Sexual debía enseñarse en la educación primaria y que tenía por objeto inculcar en el espíritu de los niños la función genésica, a fin de que a medida que transcurra el tiempo no llegue a hundirse en todos los vicios que la civilización ha introducido en la especie humana.
156. ENCINAS, José Antonio. Ibídem.
157. ENCINAS, José Antonio. Ibídem.
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