sábado, 17 de septiembre de 2011

JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI: SUJETOS DE LA EDUCACIÓN

El Educando

Mariátegui nos dice que mientras prevalezca la realidad feudal y colonial que lo ha reducido a la servidumbre, el peruano no podrá liberarse y que el estado ha conseguido anular en el individuo la libertad de querer, la espontaneidad, la iniciativa, la originalidad del movimiento y ha logrado reducir a los hombres a un docilísimo rebaño que no sabe actuar sino conforme al signo y según la voluntad de sus patrones. Consecuencia de ello conceptúa al educando como una juventud sensible y permeable a las ideas del presente, sin ninguna actitud crítica a la situación existente y sumidos en una obediencia pasiva.
Mariátegui sostiene que por la orientación política inadecuada de los gobiernos de turno, el educando es instruido de acuerdo a la clase a la que pertenece: educando de la clase burguesa y educando de la clase popular. El educando de la clase burguesa es el que generalmente tiene acceso a la educación existente, su educación da mucho culto a las humanidades, la retórica y desatiende la orientación práctica dirigida a estimular el trabajo. El educando de la clase popular aún mantiene el prejuicio de la inferioridad de su raza mestiza con raíces indígenas porque la educación le hizo creer en la superioridad de la raza blanca y de la clase burguesa.
Mariátegui denuncia la discriminación de la escuela burguesa en los siguientes términos: “La escuela burguesa distingue y separa a los niños y educandos en dos clases diferentes. El niño proletario, cualquiera que sea su capacidad, no tiene prácticamente derecho, en la escuela burguesa, sino a una instrucción elemental. El niño burgués, en cambio, también cualquiera sea su capacidad, tiene derecho a la instrucción secundaria y superior. La enseñanza en este régimen no sirve, pues en ningún modo, para la selección de los mejores. De un lado sofoca o ignora todas las inteligencias de la clase pobre, de otro lado, cultiva y diploma todas las mediocridades de las clases ricas”146.
La nueva generación tiene que formarse para transformar la realidad peruana, sostenía Mariátegui. Se desprende de ello que la educación debiera contribuir a formar un educando nuevo caracterizado por ser histórico, consciente, pensante y operante, crítico, creador y transformador de su realidad.

El Educador

Las desigualdades educacionales entre los educandos según su procedencia de clase, se expresa también en el caso de los maestros y profesores. El Amauta considera a los maestros en general, una categoría de “trabajadores” que en el orden demoliberal burgués ha contribuido a diferenciar la clase burguesa de las clases populares. Plantea que el maestro primario, por su origen social y por la especialidad de su trabajo, se siente más próximo al pueblo, mientras que el profesor del liceo y de universidad se siente más alejado de aquél, más próximo a la burguesía.
El maestro primario es más dedicado a su profesión, el del liceo es más enseñante y ha diversificado su ocupación con la práctica de otras profesiones o actividades como la literatura o la política. Para el docente universitario la cátedra constituye una mera estación de la vida cotidiana; la enseñanza es un complemento intelectual de su actividad práctica, política o mercantil.
El maestro primario procede del pueblo, específicamente de la pequeña burguesía. Tiene la abnegada función de dar a los niños pobres la instrucción elemental gratuita y obligatoria del Estado.
El Estado remunera mal su fatiga, el Estado condena a sus maestros a una perenne estrechez pecuniaria y no sólo eso, también les niega los medios para su mejoramiento, no sólo económico, también cultural, los maestros carecen de posibilidades de progreso científico y de acceso a los bienes y servicios culturales.
Mariátegui plantea la idea precursora de la organización sindical unitaria de los maestros, superando la división por niveles; idea que impulsó la organización de los maestros a partir de los años 30, cristalizándose ese anhelo en 1972, al constituirse el SUTEP en la ciudad del Cusco.
En una clara expresión de su concepto clasista y sindicalista considera que para que los educadores puedan organizar la enseñanza y las bases nuevas, es necesario que sepan antes ser un sindicato y “entender la solidaridad histórica de su corporación con las otras corporaciones que trabajan por reorganizar sobre bases nuevas, todo el orden social”147.
Considera que del espíritu de los maestros primarios pende los ideales de transformación social y la forja de un nuevo estado social.
Sostiene que el “educador, a través de la escuela y de su acción social en general, deberá participar de la determinación de un orden social futuro, hecho que es incuestionable y, por lo tanto, no debe realizar una acción ciega o conformista, sino una acción lo más responsable y lúcida posible”.
Valorando en su integridad el rol del maestro, dice: “De todas las victorias humanas les toca a los maestros en gran parte, el mérito. De todas las derrotas humanas, en cambio, en gran parte la responsabilidad”148.

146. MARIÁTEGUI, José Carlos. Ibídem., pp. 49 - 50.
147. MARIÁTEGUI, José Carlos. “Temas de Educación”. Ibídem., p.  61.
148. MARIÁTEGUI, José Carlos. Ibídem., p. 62.

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